En Violación del Protocolo
Cuando Sebastian finalmente llegó a la puerta principal, tocó el timbre. Nadie respondió. Tocó el timbre una vez más, y luego tocó el timbre de la puerta, pero esta vez lo hizo mucho más fuerte.
Por fin, alguien respondió, pero no era la persona de la que esperaba escuchar. En ese momento, todo parecía estar fuera de servicio.
El problema había progresado hasta el punto en que era aún más cuestionable. El aguerrido oficial iba a encontrar pruebas que respaldaran sus hipótesis.